La
filosofía de la lógica es la rama de la filosofía que trata de la naturaleza y
la justificación de los sistemas lógicos. Algunas preguntas fundamentales que
plantea son:
¿Hay una
única "verdad" lógica, o hay muchas igualmente correctas?
¿Es
posible que haya desacuerdos acerca de si un principio lógico (como la ley del
medio excluido) es correcta?
¿Qué hace
a una expresión una constante lógica?
¿Cuáles
son las definiciones adecuadas de consecuencia lógica, cuantificación y otros
conceptos lógicos?
¿Cuál es
el alcance de la lógica?; por ejemplo, ¿envuelve a las matemáticas?
¿Es
realmente lógica la lógica de segundo orden?
¿Es la
lógica un problema de convención?
¿Es la
lógica empírica?
¿Cuál es
la naturaleza de la necesidad lógica?
La
filosofía de la lógica es a menudo confundida con la lógica filosófica, que es
la aplicación de técnicas formales lógicas a los problemas filosóficos. Varios
filósofos han hecho importantes contribuciones a ambos campos.
Hay un
cierto solapamiento entre la filosofía de la lógica, la lógica filosófica, la
filosofía del lenguaje, la epistemología y la metafísica.
Historia de la
filosofía[editar]
Entre los muchos aportes que
hizo Aristóteles al conocimiento abstracto, sin duda la lógica formal - de la
que fue indiscutiblemente creador - no solamente puede considerarse el más
trascendental, sino aquel en que logró mejores y mayores aciertos. La principal
aportación de Aristóteles fue la silogística, el estudio del procedimiento de
raciocinio por medio del silogismo, en que de dos premisas se deduce una
conclusión; también llamada lógica de las proposiciones o lógica “clásica”. Los
filósofos ulteriores, sobre todo los pertenecientes a la escuela estoica
pre-cristiana y a la escolástica medieval desarrollaron a fondo la lógica de
las proposiciones; sistematizando y completando la silogística aristotélica así
como llegaron a desarrollar las llamadas “lógicas modales”.
El filósofo y matemático alemán
Gottfried Wilhelm Leibniz (Leipzig, 1646 - Hannover, 1716) - a quien cabe
considerar el creador de la lógica matemática - desarrolló la idea de un
calculus ratiocinator, mediante el cual se aplicaría un sistema de reglas a
algunos conceptos generales precisamente definidos, lo que habilitaría a operar
en el campo de las cuestiones filosóficas con los mismos procedimientos del
razonamiento matemático. Esta idea tenía implícito el concepto de crear un
método equivalente al de las ciencias exactas para alcanzar la certeza en
cuanto a las cuestiones filosóficas; pero precisamente por su estrecha
vinculación con especulaciones filosóficas sobre numerosos temas como la
metafísica y la teodicea, el concepto quedó largo tiempo olvidado.
Fue así que la lógica
matemática - también llamada lógica simbólica - se desarrolló efectivamente en
el siglo XIX, especialmente a partir de George Boole (Inglaterra, 1815 - 1864),
autor de la obra “Investigación de las leyes del pensamiento en que se fundan
la teorías matemáticas de la lógica y la probabilidad”, en que se originara la
conocida como “álgebra booleana”; que conjuntamente con Frege consiguió
construir cálculos lógicos rigurosamente formalizados, que permitieron aplicar
a los problemas lógicos los procedimientos matemáticos. Con ello sentaron los
fundamentos operativos de la tecnología de la moderna computación, que fueran
ulteriormente desarrollados por las teorías de Emil Post y el célebre
matemático inglés Alan Turing (Inglaterra, 1912-1954), creador de la Automatic
Digital Machine que por primera vez permitió realizar cálculos mecanizados
mediante el empleo de algoritmos.
La obra culminante de la lógica
simbólica, la constituye “Principia mathematica” de Sir Bertrand Russell
(Inglaterra, 1872-1970) y Alfred North Whitehead (Inglaterra, 1861 - U.S.A.,
1947), realizada en tres tomos, entre los años 1910 y 1913. En esta obra, se
sustenta el concepto de que las matemáticas puras se obtienen de premisas
lógicas puras, de modo que los conceptos que las definen también son conceptos
lógicos puros. Ésta, a su vez, alcanza una repercusión trascendental no
solamente en la informática en sí misma, sino en todas sus aplicaciones en la
vida cotidiana; ya sea a nivel de la industria, las comunicaciones, y aún en
una enorme variedad de elementos de uso y consumo cotidiano.
Teniendo clara conciencia de la
forma en que, desde el fondo de los siglos, se proyecta hacia nosotros el
esfuerzo intelectual de Aristóteles para habilitarnos a pensar correctamente;
el empleo de las reglas de la lógica en otros campos, tales como las decisiones
en el orden de la vida personal, política, económica y jurídica - en muchos de
cuyos aspectos no suele ser frecuente aplicarla - debiera ser una importante
preocupación para todos.
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